Wendy Bethia Fitz
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My infatuation with images started in my childhood watching old films my father had taken while living in China before I was born. It’s of some note that my great, great grandfather Henry Fitz Jr. studied with Daguerre and took one of the first, if not the first, daguerreotypes in America, making him a pioneer in the era of photography in America. Also, a telescope maker, he helped develop what would become the first patented camera in America. We always had cameras around while I was growing up.
I didn’t really have a camera of my own until my 20s. My boyfriend at that time, John Kiewit, gave me an old Minolta that he had lying around amongst his many cameras. We rode around in a VW bus and shot any and everything. I grew up chasing beautiful light and images that were, and still are, everywhere I look.
I studied photography with Art Rogers. His continued work chronicling the history and beauty of West Marin County in California is stunning. Through my classes with Art, I was introduced to the Dark Room, a wonderful haven for photographers in San Rafael, California. I first dug into Baja California on trips led by Orrin Moon the owner of the Dark Room.
I’m inspired every day by what’s in front of my eyes–a gift I never take for granted. I’ve been wandering the pathways and beaches of Todos Santos for over 30 years collecting images given up to me by the extraordinary light.
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Wendy Bethia Fitz
Traducido por Francesca Magallon
Mi infatuación por las imágenes comenzó en mi infancia, viendo filmes viejos que mi padre había tomado mientras vivía en China antes de que yo naciera. Es de notarse que mi tatarabuelo Henry Fitz Jr. estudió con Daguerre y tomó uno de los primeros, sino es que el primer daguerrotipo en América, haciéndolo un pionero en la era de la fotografía en EUA. También un fabricante de telescopios, el ayudó a desarrollar lo que se convertiría en la primera cámara patentada en América. Siempre había cámaras a nuestro alrededor cuando yo crecí.
En realidad, yo no tuve una cámara propia hasta que entré a mis veintes. Mi novio de esa época, John Kiewit, me regaló una Minolta vieja que tenía arrumbada entre sus varias cámaras. Nos movíamos en una combi VW y tomábamos fotos “de todo y nada.” Crecí persiguiendo la hermosa luz e imágenes que estaban, y siguen estando, en todos lados hacia donde dirijo mi mirada.
Estudié fotografía con Art Rogers. Su continuo trabajo documentando cronológicamente la historia y la belleza del oeste del Condado Marin en California, es impresionante. Por medio de mis clases con Art, llegué a conocer el laboratorio fotográfico llamado el “Cuarto Oscuro,” un refugio maravilloso para los fotógrafos en San Rafael, California. Por primera vez empecé a mostrar interés e investigar acerca de Baja California, debido a los viajes guiados por el dueño del Cuarto Oscuro, Orrin Moon.
Diariamente me inspira lo que tengo frente a mis ojos, un regalo que nunca doy por sentado. He deambulado por los caminos y playas de Todos Santos por más de 30 años, recolectando imágenes, que la extraordinaria luz me ha otorgado.